Instituto de Oratoria, Comunicación y Liderazgo

Este año decidí enfocar 80% de mi tiempo, esfuerzo y recursos en el Instituto de Oratoria, Comunicación y Liderazgo (junto con su edición en inglés, el «Institute of Public Speaking, Communication, and Leadership»).

En mis más de 20 años como presentador y conferencista/conferenciante, y luego de centenas de espectáculos realizados (en mi época de ilusionista profesional), centenas de conferencias impartidas y centenas de Podcasts publicados, he comprobado una y otra vez el inmenso poder que tiene una comunicación efectiva y la capacidad de dirigirse adecuadamente a diversos públicos.

Aunque hablar bien no es señal de inteligencia, expertise o aptitud profesional, no hay lugar a dudas que un profesional «mediocre» con excelentes habilidades de oratoria tendrá mayor influencia y reconocimiento que otro profesional excelente con habilidades mediocres de comunicación (triste, pero cierto).

La comunicación efectiva va más allá de hablar con claridad; se trata de conectar, influir y transformar comportamientos hacia el logro de objetivos comunes.

En el competitivo mundo profesional actual, captar la atención y ganarse el respeto de las personas representan un desafío constante que pone a prueba tanto nuestra habilidad para comunicar, como nuestro compromiso por lo que hacemos.

Por otro lado, hoy en día, el profesional  que intenta aplicar en su carrera los valores humanos, éticos y morales, se enfrenta a menudo con artimañas y tácticas de negocio poco éticas para ganar clientes, que ponen a prueba su integridad.

Con el objetivo de ser parte de la solución, en vez de ser parte del problema, decidí basar todas las decisiones y acciones del instituto en los valores y enseñanzas cristianas.

Fui educado católico durante mi niñez y juventud. Abandoné el catolicismo durante 20 años (por ignorancia, preconceptos y por malos ejemplos de cristianos «fariseos»), pero recientemente decidí «volver a casa», como el hijo pródigo y abrazar los hermosos valores y prácticas cristianas en todo lo que haga, tanto a nivel personal, como profesional.

Algunos de los valores cristianos fundamentales que guían nuestras operaciones incluyen:

  1. Integridad y Honestidad: Compromiso firme con la honestidad, la transparencia y la coherencia en todas las operaciones, relaciones y acciones de la empresa. Esta integridad nos impulsa a reflejar la verdad en cada aspecto de nuestra conducta, asegurándonos de que nuestras acciones sean siempre fieles a nuestros valores.
  2. Solidaridad y Servicio: Fomento de un espíritu de colaboración, apoyo mutuo y servicio tanto dentro como fuera de la empresa. Nos inspiramos en el concepto cristiano de servir a los demás, buscando el bien común y trabajando juntos hacia objetivos compartidos, al tiempo que nos comprometemos con un servicio al cliente de alta calidad y contribuimos positivamente a la comunidad.
  3. Excelencia: Esfuerzo constante por alcanzar los más altos estándares en productos, servicios y conducta personal, inspirados en la virtud cristiana de perfeccionar nuestros dones y talentos. Nos motiva a mejorar continuamente, buscando siempre superar nuestras metas y expectativas.
  4. Compasión y Respeto por la Dignidad de la Persona: Mantenimiento de una actitud de empatía, preocupación y respeto por las necesidades, sufrimientos y dignidad inherente de los demás. Actuamos con gentileza, prestando ayuda a quienes lo necesitan y tratando a todos con el respeto y la consideración que merecen.
  5. Justicia y Equidad: Promoción de la equidad, la imparcialidad y la justicia en todas las relaciones laborales y comerciales.
  6. Prudencia y Responsabilidad: Toma de decisiones sabias, bien consideradas y responsables que reflejen tanto la lógica empresarial como los principios morales y el impacto en la sociedad y el medio ambiente. Equilibramos la razón con la moralidad para guiar nuestro comportamiento de manera sostenible y justa.
  7. Gratitud: Reconocimiento y apreciación profundos por el trabajo de todos, los éxitos conseguidos, las oportunidades recibidas y cada bendición. La gratitud nos anima a valorar, celebrar las contribuciones de cada persona y mostrar agradecimiento en nuestro trabajo diario y relaciones.

 

Es importante acotar que en el Instituto de Oratoria, Comunicación y Liderazgo, mantenemos un profundo respeto por las personas de todas las creencias y por lo tanto, nos abstenemos conscientemente de cualquier intento de imposición o evangelización de nuestras propias creencias religiosas.

Simplemente, optamos por fundamentar nuestras acciones y decisiones en los valores cristianos, los cuales nos sirven de brújula moral y guía en nuestro quehacer diario.

Estos valores, universales en su esencia, los consideramos esenciales para el bienestar de la sociedad y el desarrollo armónico de nuestras actividades.

Recibimos y formamos, tanto a creyentes, agnósticos, como a los no creyentes, tratándolos a todos con el mismo respeto, humanidad, entrega y compromiso, como lo hizo el mismo Jesucristo.

Asumiendo (con mucho orgullo) el riesgo que representa este abordaje religioso en nuestro negocio y consciente de que causará antagonismo, rechazo y crítica por parte de algunos (ateos, satánicos, nueva-eristas, etc.) he decidido ser fiel a mis valores, sabiendo que hay millones de profesionales, emprendedores, empresarios, ejecutivos, directivos, etc., que prefieren aprender e implementar técnicas de negocio basadas en este tipo de valores, en vez de aplicar técnicas cuyo único y principal objetivo es extraer la mayor cantidad de dinero posible de las personas.

Puedes ir a la página del Instituto de Oratoria, Comunicación y Liderazgo en este enlace